-I
A ti se agolpan los colibríes
Un aluvión de alas refrescándote
Buscando la flor, el néctar
El escondrijo donde refugiarse
No sé para qué te escondes
Al final siempre te alcanza la noche
No intentes huir de lo que no se oculta
A gemidos suena tu nombre
Si no hubieras saltado al vacío
De andar mendigando, pidiendo atención
Si no hubieras echado todo al baúl
Donde elegiste el placer al amor
Si no hubieras estado cansada de ser
De estar, de querer, de volverte veneno
Si hubieras querido volver
Yo estaría contento con tu regreso
Dime adónde se fue ella
El vendaval que solías ser
Si no hubieras sido tan sirena
Yo no te habría querido querer.
-II
Me dices que amaneces con fulano de tal
No alardees de tus alas, yo también sé volar
Te presento, a mi tez angelical, a mi nuevo peinado
A mi nueva sonrisa, mis bíceps, mi cara sin granos
Hace tiempo que bebiendo no me emborracho
Que no conozco otros bastardos que me den la mano
Hace más de mil siglos, que un segundo no pasa tan lento
Viva menguante, tu rol de magdalena, pero bien lejos
Ponte los lentes que estoy un poco borroso
Si quieres verme, haz como que no te conozco
El árbol de tu dorso ya no muestra tu pulso
Ya no lo siento, me he vuelto más iracundo
Pobre del que juegue tu juego, musa de muchos
Al que se haga pasar por hombre, esparce tu humo
Iluso, imbécil, primate, buscando acomodo
Puberto charlatán, y el empalagoso
Ruedan cien corazones por las cavernas
La cueva que escondes ruin bajo tus piernas
Más pedida, pobresita, que una gata en celo
Mi vida, cariño, cuanto lo siento
Cuanto me cuesta creer que nunca te achantes
Que te adornan con los trofeos en sus parales
Cuanto me cuesta creer a lo que has llegado
Pensar con la mitad del cerebro, te salió caro
A los demás, les ha salido bien barato
Barata tú, karma y luz, por haberme dejado
Por ahí dicen, “La de la nariz ahuecada
La del clavel y turquesa, ésa es casi dama”
Me dices que sigues dejando propina a la luna
Que esperas que vuelva a dormir bajo tu cuna
Lo siento, cariño, ya no me acuesto tan tarde
No me la hago de cobarde, fuiste tú la que me dejaste.
-III
Tu voz perfuma al viento.
Te respiro a cada momento
Me arrebatas todo, indiscreta.
Tu mirada se lleva la mía.
Tu boca apresa la mía.
Ahora sí estoy claro de algo:
Los buenos modales son necesarios para robar.