Si pensara igual a los demás,
con sus mismos ideales,
mis propias sombras
no estarían frente a mi,
cubriéndome del todo y de la nada.
Pero ahí están,
trémulas todas,
y las sombras de las sombras
se incorporan en mi cuerpo,
me inundan hasta el alma,
y abren mis venas
dejando esparcir todo el odio
de mi cuerpo,
librandole la tensión a mi alma.
Y acallando mis manos,
para que no hagan nada despiadado.
Y yo sigo aquí,
envuelto en sombras,
dejando huellas de odio.