Las esferas de fuego que abriga en sus cuencas
me encontraron de pie
me coloqué en su frente
tenía cara de vidrio y manos trémulas
Aparte
el resto de los sentidos aún duerme
en el abisal saco del sopor
Soy un pensamiento
avanzo hacia los restos del día
tropiezo con el hambre de mi padre
y sus horas ásperas
Trato de emanciparme
pero no puedo salir de este dédalo desquiciante
Al redibujarse el alba el lastre no será distinto
Esta mañana es como cualquier otra
pero yo no la percibo igual
Fría
la ansiedad se suspende
el día pasa de largo y la noche llega
como por inercia
como por un accidente
que separa y une los párpados
Sus manos corren la cortina y miran la luna
ahora puedo mirar a través suyo
en las mañanas que simbolizan
mi resurrección