Donaciano Bueno

Don Simón

Tenía un triste semblante,

alto, enjuto, cabizbajo,

mandaba al mundo al carajo,

con la hiel como garante.

 

Era un tipo sin talante

con el pelo almidonao,

el cigarro a medio lao,

lo que se dice un farsante.

 

De ganao era un tratante,

charlatán empedernido,

un malaje, mal nacido,

un impostor, un tunante.

 

Amante de las esquelas,

sinvergüenza y marrullero,

capaz de decir te quiero

mientras te saca las muelas.

 

Embustero, socarrón

adulador y pedante,

presumido, fanfarrón,

de las mujeres galante.

 

Asi era este don Simón.

Digo era porque fue,

pues muriera el muy bribón,

tal como vivió sin fe.

 

Y habida esta condición

el cura decidió que

en vez de echarle un sermón

le mandaría al mamón

al infierno sin perdón

pegándole un puntapié. .