Vastedad de versos, alientos vinculados
en difusas letras de pasión, sólido acero
los pechos en su prosa aproximaron
y las almas coincidían en labio y verbo.
Sin caretas, mi pulsar fue revelando
contenidos de mi esencia, sangre y cuerpo
muy afable recibiste en tus manos
como párvulo con gran juguete nuevo.
Movimientos malabares, no importaron
ni tu falta de pudor en nuestro encuentro
y los pétalos de amor fuí deshojando
con su rosa en su capullo, fue abriendo.
Mil estrellas en mis cielos cegaron
destellantes en fulgor y fiel reflejo
encandilada con tu lengua, tus encantos
entregué más de dos vidas y mil sueños.
El delirio en momentos fue menguando
tu mirada apagó los rojos fuegos
y mi alma diluviaba en un chubasco
al tus labios emitir, “me voy”, sin beso.
Aguardé por dos mil días hasta el ocaso
indolencia, desdeñaste mis lamentos
veo tu estrella solitaria, que ha fugado
¡apagando el resplandor en mi universo!
Copyright© 2014 Rocío Vega-Ponce