Y volabas como colibrí cerca de mi ventana, musitando tus versos de romance y esparciendo tu aroma angelical, merodeando los rincones que llenaste con tus sonrisas y observando el rostro que alguna vez se sonrojo con un pequeño beso tuyo, ven, te invito a que Me hagas una encrucijada entre tus brazos y tu pecho, amenázame a punta de tus labios, y haz de mi lo que gustes, tortúrame con el dulce néctar de tu piel y condéname a cadena perpetua de tus recuerdos, invade mi silencio con tus gemidos y lléname de ti hasta la saciedad, porque al fin y al cabo, esclavo soy de todo tu ser, aunque algún día seré, dueño de todos tus encantos.