Hay una torpeza inusual en mis palabras; se siente como si me regresara el alma a la adolescencia, y es que por fin la encontré en una tarde calurosa de invierno. Las manos me sudaban al igual que un chiquillo, y esas mariposas que se presentan una vez en la vida, reboloteaban de nuevo como si las hubieran despertado todas juntas de un largo sueño.
Entonces debiera describirla, para que la conozcan, pero no tengo forma honesta de hacerlo. Si hablara de su rostro o de su cuerpo, las metáforas y las analogías no le harían justicia. Recuerdo que antes tenía el toque para hacer volar la imaginación de quien me leyera y así poder llegar a sus mentes como un experto ilusionista. Ese tiempo pasó.
Bien podría contarles sobre el lugar y el día en que nos enamoramos. El día era caluroso... o tal vez hacía frío, después de todo es invierno; sinceramente no lo recuerdo. Sentí un calor extraño y reconfortante que me recorría de pies a cabeza. justo en el momento en que nuestras miradas se cruzaron... ¿O fue al ver su vestido entallado? De nuevo esta amnesia temporal me afecta.
La calle era como cualquier otra, había obras de construcción muy cerca y el taladro neumático de un obrero frustrado me destrozaba la cabeza. También puede ser que en ese momento, una marcha estuviera acaparando los carriles de la avenida Balderas. El momento y el día no importan tanto; sin embargo, lo que nunca olvidaré son sus manos sobre mi cuello, poco antes de besarnos... ¡No, estoy algo confundido! Yo la tomé de la cintura con un brazo y la acerqué a mí para llenarme de su dulce aroma. ¿En verdad importa la posición? Mejor será contarles sobre su persona, porque es una mujer única en el mundo.
Ella es...
Lo siento, ni siquiera puedo encontrar una palabra que no me parezca inferior a su inteligencia. Es perspicaz como ninguna y no seria fácil entablar conversación sin sentirse intimidado por su cordura. Las ideas me traicionan y se devuelven a las sensaciones que me dejó la tersura de su boca. Más que hermosa y atractiva, su belleza es un enigma hipnótico que me atrapó al escucharla hablar. Una mueca infantil se asomaba después de decir mi nombre y mis pulmones se atormentaban para evitar un suspiro. Ahora que lo pienso, debí parecer tonto al acercarme.
¿Qué tiene esta diosa venusina que me cautivo? Bueno, ella dijo: Me gusta leer y escribir, pero más me gustan los escritores...
Lo demás se los quedo a deber, porque se me van los pensamientos hacia su estela. Y tal vez sea éste, el escrito más tonto y torpe que haya compartido, pero eso no importa ya. No hay más ilusiones y promesas que nunca se cumplirán; soledades convertidas en amor eterno o desafortunadas apariciones y desencuentros. Los desengaños siempre serán, ya sea en la realidad o en un mundo virtual, no podemos saber lo que nos depara el futuro. Entonces me quedo con este presente real y tangible, ese perfume y ese cálido cuerpo que se estremeció en mis brazos. Y sin más suspiros al aire por lo que no pudo ser, me devuelvo extaciado de la vida a disfrutar de su presencia a mi lado.
Perdí mi poesía y perdí mi fantasía, por una realidad invaluable.
Saludos a todos.