Es para mi como la primavera,
aire fresco que llega desde quién sabe donde
llenando de brisa la mirada cristalina
embebida en un sueño,
se abre paso sin permiso para entrar,
invade cada trozo del deseo renovado,
del sueño envuelto en aromas de náyades,
en tacto imaginado,
en olor a alcoba destilando sexo,
a labios que se entregan de norte a sur,
a ecuador de pechos ardientes.
Se marcha sin aviso,
nunca avisa,
entonces expectante
al momento en que su imagen vuelva a escena,
apago las luces del teatro
hasta que comience la cantata