Un solitario vecino
Mil gracias, señor, por darme
las prisiones de un gendarme
y un predio de soledad.
Así es que yo me vigilo
y en la ciudad no desfilo
con las huestes de mi edad.
Y más bien me vierto solo
y cantando polo a polo
de este tiempo busco luz,
y es que hay más de mil maneras
de cargarse dos maderas
para llevar una cruz.
Unos sin fe, otros sin calma,
otros perdida ya el alma
y sin saber qué buscar.
Si de mi algo dependiera,
si algo yo soñar pudiera
les diría que hay que amar.
Pero en mi esta celda llevo
donde al vuelo no me atrevo
porque mucha espina vi.
El cielo sé que está adentro
mas yo mismo no lo encuentro
de lo mucho que perdí.
Aun así, yo, agradecido,
desvelado y conmovido
sólo quise saludar.
Un abrazo a cada hermano,
vivo alegre, doy mi mano,
ya nos hemos de encontrar.
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05 03 14