Míranos ahora,
tan parecidos a la distancia,
pidiendo no encontrarnos,
queriendo no querernos;
nos hemos hecho ajenos,
a los días joviales que nos alzaban,
con un amor pulcro, recto;
lleno del todo…
sentimiento, libertad, confianza;
y míranos ahora, ¿que nos queda?
cuanto nos falta.
Que lejos estamos de nosotros,
de tu encanto de mujer sensata,
de mi pasión de hombre ocurrente;
lejos de aquellas tardes caminadas,
noches, nostalgia, cuerpos desarmados;
tu abrazo cálido, mis manos ingratas,
la fina estampa del romance,
la grande estela del amor,
el tiempo nos faltaba, no así los motivos;
y ahora, ¿dónde estamos?
que helados corazones nos abrazan.
Volvemos al camino… ahí, solos;
como antes de coincidir,
se nos va la vida, buscando el porvenir,
la añoranza aletargada, los sueños quietos,
la vida por vivir; amando y queriendo existir;
solo pendientes de las horas,
viviendo de memorias, muriendo;
dejando ir el tiempo, el luto de olvido.
Solo para saber y decir…
con quien estés, eso es cosa tuya,
con quien estoy, eso es cosa mía;
que nos pensamos, nos añoramos,
y nos hacemos falta; eso…
eso es cosa de nosotros,
la justificación para dos tontos.