poetalibre

LUNA, DÍSELO.

Hija de mi vida, vida mía,

mar del que yo emerjo,

te amo, con la razón y sin ella

lo grito mirando al cielo,

lo canto al mundo, al universo

por el paraíso y en el averno;

y que salga Dios,

mostrando su rostro en lienzo,

¡de porcelana divina!

por ventanas del firmamento

y escuche mi voz inapagable,

el resonar de mi aleo,

que mi garganta es una sonata

para decir te quiero,

!que te quiero...!

Pero...es vacío también 

lo que en el alma siento,

trémula tu ausencia quema,

un océano maldito y seco

en el centro de una llama;

un abismo de muerte, abyecto,

como el vientre queda,

después de florecer tu mirada

para ver el nuevo mundo.

También a mi te me sacaron

!pero del corazón!

ella te trajo a la luz de la vida

pero yo, yo no sé

adonde mi amparo te llevó.

Ahora desde que no te tengo,

hasta las estrellas

a las que suelo mirar,

han parido estrellas negras

que son lagrimas nada más,

tristeza que no reprimen 

al verme también llorar.

Oye el susurro de esas estrellas,

y la voz callada de la luna

con su boca de cristal,

oye desde el corazón

que ella serena te dirá

la promesa que le hice

de quererte hasta la eternidad.

Hija de mi vida, vida mía 

está donde quieras estar

pero, por la noche, al dormir,

cuando cierres los ojos ya

en medio del oscuro silencio, 

recuerda que en el mundo habrá 

un padre astroso jurando 

que te ama de verdad.