Es verdad que muero cada día
con el sol, a la caída
de la noche en que me envuelvo.
Muto.
Peco.
Trasciendo el mal,
vuelvo redimido,
como vuelve el sol,
como vuelve la sal
a las heridas.
Incluso el dolor es vida
más el miedo es muerte,
no la muerte viva
que transforma y cautiva,
sino esa muerte inerte
que te pudre y hastía.