Raúl Daniel

Juancito Tavyrón

Juancito Tavyrón[i]

 

Juancito, ojitos marrones

se fue para Buenos Aires

(tiene apenas quince años

y es hijo sólo de madre).

Por las calles de Asunción

él solía vender Diarios,

¿por qué será que se fue?,

¿conseguirá allá buen salario... ?

 

Él no conoció papá,

muy chiquito lo dejó

(además eran muy pobres)

¡La pucha que lo tiró...!

 

Juancito llegó a Retiro

y su asombro era muy grande,

allí lo esperaba un tío

medio-hermano de su madre.

 

Muy pronto el trabajo hizo

que el “no-pensar” practicara;

cientos de miles de platos,

tenedores y cuchara,

cacerolas y sartenes,

pisos y baños lavaba

de un mediocre restaurante

donde su tío lo “enganchara”.

 

Juancito tenía un sueño,

el que a nadie le contaba,

(soñaba con ser el dueño

de un sitio, con una casa).

 

Él quería que su madre,

que lava que te lava estaba

todo el día para sólo

medrar en una covacha,

algún día y por sus manos

(que ahora la extrañaban)

parara de sufrir un poco,

y para eso trabajaba.

 

Muy pronto aprendió a servir

por las mesas y en la barra,

el patrón lo hizo salir

y como mozo se hallaba;

ya tenía diecinueve,

y la propina aumentaba,

la confianza del patrón

(y el ahorro que guardaba).

 

Fue un domingo por la tarde

en que no había casi nadie:

cuando ella entró se pararon

las moléculas del aire...

en su cabello rizado

se le enredaban las luces...

y a los ojos lo miró

con sus centellas azules...

 

Y Juancito tambaleó...

se le volvió piso el cielo,

balbuceó... se puso rojo...

¡la pucha que lo tiró...!

 

La muchacha era porteña

(una niña muy hermosa),

pero “nena de papá”,

de esas que son caprichosas...

 

Y le gustó el “morenito”

que tanto halago le hizo,

lo dejó que la adulara,

lo usó de trapo de piso...

 

Cinco meses y dos semanas

fue lo que le duró la plata,

cuando él comprendió el error

ya había metido la pata.

 

Mamá sigue en Asunción

meta lava que te lava,

y Juancito (el tavyrón),

plagueándose[ii] en Buenos Aires...


¡La pucha que lo tiró...!

 


[i] Tonto (guaraní)

[ii] Quejándose, renegando.