Nostalgia viva y condensada,
destilada desde recuerdos diluidos
y arrancados de lo más profundo del alma.
Cristalino dolor que drena
como rocío acariciando las mejillas.
Amiga silenciosa que mojas la almohada
defendiendo contra los crueles pesares.
Exquisitamente bella, resplandeciente,
contagiante, vigorosante cuando de la dicha emerges.
Rebosante felicidad qué no cabe en el alma
y brota como manantial incontenible.
Esencia irrevocable de nuestra frágil humanidad.