Raúl Daniel

Lorena en mis manos

Lorena En Mis Manos

 

Cual fruta prohibida que a Adán diera Eva,

tus turgentes senos a mis manos queman...

 

Mis manos... que viajan por tu geografía

y en cada ladera se extienden, miedosas

al debo o no debo (al quiero y no debo),

y después, tramposas, hacen cual si caen

¡muertas por el vértigo!

 

Toda tú eres mía, lo dicen los astros,

lo dicen los magos y también la alquimia…

 

Y te has entregado, muerta del cansancio

de estar tan vacía... (sabes que te aguarda,

conmigo, ¡la vida!)

 

Mansa cual paloma... quieta cual serpiente,

¡pero muy caliente, la sangre por dentro

tus entrañas llenan!, y a los borbotones,

entero recorre tu cuerpo por venas

que llegan hasta tus pezones

¡y a mis manos queman!

 

Deja que te apriete fuerte contra mí,

que susurre palabras dulces a tu oído...

que te diga así: -“Mi amor... mi querida Lorena”.

 

Tu boca es deudora de besos que ansía

mi boca y te llora... ¡arde con la mía!,

¡tu pasión dormida!, ¡mi pasión que brama,

estremecedora…!

 

¡El ansia palpita en tu piel que vibra!,

¡mis manos agitan tu mar y tus olas...!

 

Ya se oyó un “te quiero”, ya estalló un “te amo”,

¡ya hasta tus caderas llegaron mis manos!,

¡ya se eleva el canto de aves y sirenas!,

¡ya tu boca siente que quiere besarme!,

¡ya el uno del otro nos enamoramos!...

¡Ya tiembla la tierra!, ¡ya braman volcanes!,

¡Lorena, en mis manos!