Lorena En Mis Manos
Cual fruta prohibida que a Adán diera Eva,
tus turgentes senos a mis manos queman...
Mis manos... que viajan por tu geografía
y en cada ladera se extienden, miedosas
al debo o no debo (al quiero y no debo),
y después, tramposas, hacen cual si caen
¡muertas por el vértigo!
Toda tú eres mía, lo dicen los astros,
lo dicen los magos y también la alquimia…
Y te has entregado, muerta del cansancio
de estar tan vacía... (sabes que te aguarda,
conmigo, ¡la vida!)
Mansa cual paloma... quieta cual serpiente,
¡pero muy caliente, la sangre por dentro
tus entrañas llenan!, y a los borbotones,
entero recorre tu cuerpo por venas
que llegan hasta tus pezones
¡y a mis manos queman!
Deja que te apriete fuerte contra mí,
que susurre palabras dulces a tu oído...
que te diga así: -“Mi amor... mi querida Lorena”.
Tu boca es deudora de besos que ansía
mi boca y te llora... ¡arde con la mía!,
¡tu pasión dormida!, ¡mi pasión que brama,
estremecedora…!
¡El ansia palpita en tu piel que vibra!,
¡mis manos agitan tu mar y tus olas...!
Ya se oyó un “te quiero”, ya estalló un “te amo”,
¡ya hasta tus caderas llegaron mis manos!,
¡ya se eleva el canto de aves y sirenas!,
¡ya tu boca siente que quiere besarme!,
¡ya el uno del otro nos enamoramos!...
¡Ya tiembla la tierra!, ¡ya braman volcanes!,
¡Lorena, en mis manos!