Maury Zambrano

Una declaraciĆ³n

Dices que está bien, que no hay porque subir la guardia;

que eso a lo que temo no me causará daño.

No llegará a mí ni me producirá estragos.

Y que cuenta me daré que no era nada lo que temía;

que todo lo que creí sólo eran ideas mías.

 

Eso que tú dijiste cuando quise renunciar,

cuando te comenté que cansada estaba de esperar.

Cuentos que a diario leo, y que a diario me aterran,

historias que se parecen a los de la Bella y la Bestia.

Comenzando por un príncipe que se convierte en animal.

Te lo dije antes: un cuento de nunca acabar.

 

Me lo dices tantas veces que estoy que me lo creo,

sin necesidad de mil palabras o llegar al forcejeo.

Puede que tengas razón, ya comienzo a alucinar

cuando pierdo en primera base y digo: es mejor no apostar.

Apostar a que llegaré a la meta, como si fuese un gran atleta.

Y que me llevaré la medalla y el premio mayor

por ser perseverante al tener fe en el amor.

 

Ya sé a lo que te refieres, y puede que tengas razón.

No es motivo para patalear y hacer de esto un capricho.

Y no sé si un día acaso esto que diré te he dicho:

(por cierto, es una declaración)

por favor sáname el corazón.