Villorrio de facciones; la agonía
compacta del tintero polvoriento,
revuelta como un vórtice de viento,
centrada en la marchita peonía.
Semblante del silencio: la afonía
errante como humo ceniciento,
escapa del trivial entendimiento
(brasero de locuaz monotonía).
Demandan su rigor el instrumento
de cuerdas cuando cuelga su armonía,
la copa que nos priva del aliento.
Cabalga los sonidos, sin portento,
desmonta, retomando la manía
de ser el lazarillo del lamento.