Hay un rastro de Ross en mis palabras
un gesto que las delata a simple vista
una prueba irrefutablemente buena
de que alguien pasó por mis escritos.
Es rastro perverso que no difiere
una marca inarreglable en mis sentidos
una pista inconfundible que demuestra
que una mujer pasó por mis latidos.
Una mancha que no desaparece en mi memoria
un tatuaje que no se borra de mi cuerpo
y una espina que dejó una rosa
son las cosas que me incitan a escribir.
Son las huellas de un error en mi pasado
las que el mar no se llevó con las arenas
las que el viento no sopló con eficiencia
son la causa de mi manera de existir.
Finalmente me dejo llevar por las palabras
y sin presura les comento lo siguiente:
\"Es el rastro de Ross el que escribe éste poema
pues ya todos conocen mi manera de escribir\".