Cuando el día se hizo noche y la noche pobló el horizonte, una tenue estrella brillo en el firmamento como si un corazón eterno, se dejase ver en aquel momento, el cual lleno de calidez al mundo y existió en el universo la quietud que trajo consigo el sueño...
Tu nombre no es olvido, ni amor eterno, tan solo te nombro como un heraldo de bellos momentos. En el cual comparto desde que mi mente, dejo ver la verdad de un destello.
Silencio es tu alma, una quietud me embarga,
Estoy solo en este momento?
No lo creo!, te siento…
Una calida figura se posa a mi costado, en ese instante me siento completo. Sonrío y te veo…