En noches estrelladas
vago descalzo
por la playa que añora
nuestros abrazos.
Busco las rosas
que tus labios sembraron
sobre las olas.
Eran rosas etéreas
de ardiente aliento.
Pavesas desprendidas
de nuestros besos...
Y que, encendidas,
por el mar se esparcieron
como semillas...
Semillas que las ondas
llevarán lejos,...
a exóticas riberas
de islas de ensueño.
Y, entre palmeras,
germinarán en versos
sobre la arena.
Cual ruiseñor ansioso,
desde esta orilla
mi voz guiará tus pasos
con melodías.
Y, ya a mi lado,
hallará paz mi vida
en tu regazo.
Tu cariño y el mío
son nuestra barca.
Naveguemos, pues, juntos
en la esperanza.
¡Hay tantos mundos
de paraísos que guardan
nuestro futuro!