la negra rodriguez

Y YO ME QUEDÉ TRISTE

Desde que te marchaste  por ignotos caminos

volvió la soledad ha hacerme prisionera,

cada vez que te alejas, me   llueve   la tristeza

 goterones de angustia soledad y vacío.

Pienso que ya más  nunca volverás a mi estancia

donde meditabunda extraño tus  palabras

que  cubren el espacio donde el miedo batalla.

Esta vez, que tú estabas, soñadora mi alma

tejió un universo de dulcísimas caricias,

que tú las adornabas con tus  grandes anhelos

de tenerme a tu lado, de bajarme un  lucero,

pero, otra vez, te fuiste y yo, me quedé triste.

Vuelve, otra vez  mañana y no te vayas nunca,

quédate para siempre construyendo mis sueños;

te necesito tanto para orlar mi esperanza

 de perderme en tus brazos y olvidar mis quebrantos.

Asomo a mi ventana y no veo tus pasos,

la senda que tomaste está llena de espinas;

no  escucho tus latidos que buscan mis latidos

solo el galopar siniestro de fantasmas de olvido.

El horizonte oscuro no dibuja a mis ojos

tu silueta querida, que añoro cada día.

Te fuiste, otra vez y yo, me quedé triste.