Donaciano Bueno

De niña a mujer

Tan jóven eras que ni siquiera sabías si eras niña,
pues igualmente jugabas a la comba o al ajedrez,
mientras tanto estudiabas, pensabas y soñabas
y en tus nubiles devaneos las horas te pasabas,
crueles, conviviendo con ambas dudas a la vez.

 

Absorta estabas, chiquilla, inmersa en esa riña,
dudando en decidirte por detenerte o crecer.
Y en esa dilación sutil entre rebelde o sumisa
pensabas y pensabas y mirando de esa guisa
en lucha te enzarzabas, cegada y no lograbas ver.

 

Pero hete aquí que un buen dia un halo apareció
sobrevolando de repente sugerente entre la brisa.
La niña convertido habíase en mujer, linda Artemisa,
y fue así como plácidamente soñando se durmió
bajo las sábanas insinuando de su boca una sonrisa.

 

Bella muchachita, de labios perfilados de carmín,

a andar obligada estás, no tienes que temer,

lo natural es caminar, al tiempo madurar y así crecer,             

y dudar, dudar, siempre dudar para alcanzar al fin

el estímulo cabal que orgullosa te lleve a florecer.