Los animales poseen la habilidad de buscar las mejores condiciones para la vida y el crecimiento. En las plantas no se observa esta habilidad, sin embargo han evolucionado de distintas formas y así propagar y aumentar su especie. De qué forma? A través de las semillas.
La meta de la semilla es llegar a la localización adecuada y en el momento optimo para germinar. La naturaleza entonces le dota con distintos mecanismos para ayudarla en ese proceso al irlas adaptando a distintas condiciones que enfrentarán.
Cuando la semilla germina, origina una nueva planta.
A veces no sabemos bien el por qué estamos aquí porque somos como semillas flotando en el aire, y de repente nos encontramos en un terreno que no conocemos, para un destino que tampoco nos imaginamos. No tenemos más opción que, en vez de seguir flotando en el aire, arraigarnos a la tierra con fe. Como semillas tenemos todas las herencias de nuestros antepasados y las que uno mismo va a recibir del terreno arraigado.
Las palabras son semillas, los pensamientos son semillas, por lo tanto, debemos cuidar las palabras y cuidar los pensamientos, con amor.
Las palabras serán germinadas en el terreno externo y éstas germinarán e serán esparcidas, a su vez, a otros terrenos externos.
Los pensamientos, sin embargo, serán germinados en el terreno interno, llegando hasta el más intimo de tu ser.
En ambos casos, somos los responsables de la belleza o fealdad de aquello que esparcimos.