Mi tecleo demente
herencia de las voces silenciadas
se ha formado
en el laberinto de la incoherencia humana.
Se nutre
del sufrimiento diario
en este mundo absurdo de los indolentes.
Mi tecleo caprichoso
Sufre por el anhelo del alma
por saber quién es el culpable
de invitar a vivir entre nosotros
a la desgracia
al dolor
a la muerte.
Mi tecleo risueño
llama absurda la necesidad de entender por parte de idiotas
mis palabras adoptadas hoy
por quienes creemos en vivir sin ataduras mundanas
ni compañías hipócritas
ni opiniones
viviendo el día a día de frente.
Mi tecleo emisario
no tiene ese lazo de marioneta del periodismo con voz,
ni desprecia la esencia humana
poniéndose a favor de una vida comprada.
Mi tecleo
se acciona
con esta ficción llamada vida
despotricando de cuanto intenta vencer mi ser
con sandeces y mentiras.