Estas presente en las alegrías y los sinsabores,
y un abrazo tuyo engrandece la vida,
ya sea como madre, hija, esposa, hermana o amiga.
Tienes el don de la multiplicidad,
cuando se te ve en una reunión, haciendo tareas, sacando citas,
yendo al salón de belleza o atendiendo una visita.
Eres la responsable de la vida,
no solo al darla,
sino al cultivarla día a día,
con tus mimos, reprimendas o caricias.
Engrandeces el amor
con tu expresión y sentimientos,
y tu sonrisa tiene un arcoíris especial
porque nos alegra la existencia
y vemos con otros ojos la vida.
En muchas otras facetas te hallas,
y por eso reconozco tu presencia,
Mujer querida.