Hoy libramos un asalto y afortunadamente ella no iba conmigo. Es distinto cuando uno viaja con lo más valioso de nuestra vida. Ésta se arriesgaría sin titubear con tal de que nada perturbara la paz de su día.
Cuando caminas solitario por las calles, hay un sentimiento de desapego y rebeldía, que te da la adrenalina suficiente para probarte en las suertes más insospechadas. No importa arriesgar todo por una sola aventura o en algunos casos por venganzas prometidas, pero cuando esa soledad ha dejado tu corazón y encuentras una razón para terminar cada día con un gran esfuerzo y cansancio por el trabajo, y sentir que todo vale la pena si en sus ojos canela se despierta un brillo sublime de amor. Entonces ya no puedes jugar al vivo ni a la ruleta rusa.
No es miedo lo que te evita el riesgo, sino amor por la vida y por lo que se siembra día a día. Me convertiría en su escudo de ser necesario, pero aunque quedara como un cobarde, haría lo que fuera para no ver el miedo en el rostro de quien amo.
Gracias al Padre, hoy regresé a casa... a soñar con mi bien amada.
Jorge