A mis amigos con lo que a veces comparto una noche de copas
(aunque sin embargo sea yo el que menos beba)
Yo no sé si escribir lo que pase esta noche
(sin embargo aún no me he dormido)
No he podido quizás olvidar
el momento inadvertido
ni he podido tampoco conciliar
este sueño que desmorono
como un pan sobre la hierba seca.
Disfruté segundo a segundo
el estandarte de la voz que canta
del amigo que entona su mudanza
bajo el manto triste del olvido,
por eso no sé si he de escribirlo
(el nombre del lugar ya nada importa)
Pues la noche en postrero sentimiento
es remembranza al poema que engolado
saliese de mi garganta
a petición de mis magnos camaradas.
A si siguió la tempestad de risas
en aquél aguacero de palabras
que fue soberbio
inspirado por el vino…
nos alejamos ya
los que, quedamos en esa noche
(pocos o muchos)
Partimos a seguir la farra
a pagar un beso
o comprar un alma,
entre putas que son gemas
-que brillan por fuera pero están vacías por dentro-
Pero habría que seguir
la madrugada ya empezaba
se sentía en la piel
y en la mirada;
pocos o muchos pero estábamos juntos
unos disfrutando de caricias
y
otros conversando sin palabras.
La madrugada se espesaba por el tiempo
¡pero habría que seguir…!
Salimos de aquél table
sin voltear la mirada
quedó al fin el recuerdo y más que eso
(el humo del cigarro tibio y denso)
Llegamos sin preámbulos a un antro
para seguir la fiesta,
los que quedamos ya -pocos o muchos-
yo esperé que amaneciera afuera
mientras la noche en mis ojos se filtraba.;
después la despedida
con el frío en la calle
y un vuelco en el estómago sin vida
¡¿ya hacía hambre supongo?!
No era para menos
caímos sin tapujos ni conciencia
desmadrugados ya
a una taquerìa
para saciar el hueco
o emparejar la simple borrachera.
Ya lo demás no importa fue tan escueto
cada paso sucedido cual remanso,
una mujer involucrada entre la bola
que olvidé de sus labios ya su aroma.