Es lunes otra vez y mañana será martes,
luego miércoles, jueves, viernes,
hasta volver a empezar,
con esta incalculable,
feroz , devoradora espera.
Así es el tiempo cuando esperamos,
carnívoro, empieza diluyéndonos los ojos,
saboreándolos, quitándoles lo que de mar tienen;
royéndonos los intestinos, triturándolos,
moliéndonos afanosamente el pensamiento,
la imaginación, hasta acabar haciendo pedazos
un inútil corazón que sabe mejor desgastado,
enmohecido, pútrido.
Que es la espera para nuestro cárnico cuerpo,
que el tiempo de incertidumbres para seres efímeros.
es acaso contar solo los días, meses y años
de existencia vana, que no es más bien
sola y profunda, viscosa agonía
del transcurrir de ellos.