Él argumenta y yo sólo escucho una muda sinfonía de palabras deshabitadas. Se retira. Bebo más café entibiándome con el sol de abril. Camino hacia mi vehículo, observo mi sombra. Cada paso me acerca más a ella. Frente a mí, me mira acongojada. Me confiesa su pena con palabras desnudas. Sin dudas, ella lo extrañará más que yo.