= II - LA GALERNA =
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La tarde se ha caído oscura y fría;
el gato duerme solo arrinconado;
en el hogar, la olla está vacía;
en el fogón, la lumbre se ha apagado.
El mar, antes sereno, brama y ruge;
en fiero y negro el cielo se ha tornado;
el muelle entero se estremece y crujen
furiosos elementos desatados.
Velando allá en el puerto, está la abuela;
irguiendo su figura, cara al viento;
viviendo sorda angustia, porque espera
la barca de los mozos, que no han vuelto.
Luchando en la galerna cree verles;
ese rubio es Juan, aquel alto es Pedro,
Manolo éste, que al padre bien parece;
todos fuertes, tan duros como cedros.
Protégelos Señora del Carmelo,
ampáralos con tu escapulario,
que huérfanos, en casa de su abuelo,
al naufragar, sus padres los dejaron.
Pero ese mar, que nunca ha perdonado,
que ni se piada ni perdonará,
con sus inmensas fauces se ha tragado,
a los mozos, que ya no volverán.
Triste pasa la abuela por la aldea;
sostiene entre sus manos el rosario;
soledad, viento y lluvia le golpean...
¡Que lento suena hoy el campanario!
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