(Carta a sus lectores)
Por el Licenciado R. Ayala
Leyéndolo bien, es necesario ser analítico, serlo nos lleva a concretas verdades que nos liberan de culpabilidades y nos centran a realidades que hacen que la vida sea más segura y llena de completa paz. La paz nos conlleva a ser más puntuales en lo que escribimos, leemos y vemos. Al hacerlo de una manera profesional, nos apoya el carácter de la sensibilidad y la astucia de la creatividad, para confrontar cualquier vendaval del que nos lleve la contraria en todos los aspectos de la vida social, es necesario ser creativos y prácticos por profesión o empíricamente.
La sociedad reclama ser sociables y sin saber que es ser sociedad, la verdad nos pide decir y hacer las cosas y expresar frases con sinceridad y sin engaño, cuando ni la misma verdad sabe que la utilizan para decir una mentira y hacer un engaño.
El sexo opuesto busca oportunidades con falacias y ofertas rotas, que cuando se enredan en ellas a través de la lujuria y las emociones, no pueden salir y para salir; sacrifican al resto de la sociedad y al gran potencial de la verdad, entrando con engaño al seno de la máxima autoridad que los empuja a hacer lo que no debe hacerse. Pues al final, privan de vida y/o libertad al que menos o nada de culpa tiene. Es por eso que al tope de una edad cansada, descansan en el sentimiento del alma ajena y desahogan en el vibrar de un corazón herido. Trayendo cargas que no deberían de estarlas cargando desde hace décadas.
Hoy se asume al COMPROMISO y a la RESPONSABILIDAD de no volver a tomar cargas que otros no pueden ni deben llevar, se les ayuda a descargarlas y a tirarlas al olvido y empezar de nuevo, no a tomar cargas, sino a llevar una vida diferente, una VIDA que haga sentir a la SOCIEDAD libre de culpabilidad y a la VERDAD sentirse como tal, para que el engaño sea avergonzado y destruido y comience el ALMA a llenarse de paz y el CORAZÓN después de herido se sienta sano de tantos golpes por la sociedad. Por una SOCIEDAD llena de engaños y entusiasmos, un SER que siente y piensa; llora y ríe; calla y grita; tiembla y afirma.
Es tiempo de entender que no somos obligados, pero si entregados a la verdad y a la sociedad. Entender que somos libres, pero esclavos de una realidad y de una completa paz con felicidad.
Dónde queda en sí la razón de las palabras? Analizándolo bien, en la lectura solo queda la razón de la palabra en aquel, que lee, analiza, comprende y razona. Pues al final de la práctica, resulta descubriendo la verdad, uniéndose a la sociedad y cediéndose a la libertad de sentirse en paz y con alegría por la vida nueva que a iniciado y por las nuevas amistades y familiares que ha encontrado.
Apoyado por: La Pluma y Mi Alma (Autor y Cronista)
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Desde el corazón del poeta del alma
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