Lejos no hallé tus pasos como solía hacerlo… Cuando su antigua mirada tallaba la mía, cuando la soberanía de sus labios pronunciaba una sonrisa… ¡No!, ya no estaba, me encontré con su doloroso recuerdo, martilló mi absurdo corazón…
¡Ah! ¿Por qué ha de serla vida tan injusta? ¿Por qué intento proteger sin protegerme? ¿Por qué te fuiste siendo tú mi único refugio? ¿Por qué me atormentas en la noche con tu oscuro olvido?
Aún los días son débiles, la luz se extingue en la mente, la muerte se llenó de vanidad y las sombras… las sombras somos todos, somos producto de una imaginación del cielo, somos barro reproductores de pensamientos, somos todo y no somos nada… aunque tú para mí eres todo sin ser nada…
Te extraño…
Madame Shalom