gaston campano

Paseo nocturno

Llego inesperadamente,

a casa una noche de luna

él la acogió amablemente

al borde de la laguna.


Será que ella lo atrae

por la gracia de su mirada

y fueron a pesear de tarde

por la orilla de la ensenada.


Con un lento caminar

las estrellas por morada

la luna iluminó sus ojos

con mirar desde su alma.


El hombro fué su refugio

de la mano ya cansada

y sus dedos se convirtieron

en cinco serpientes aladas.


Que bajaron suavemente

al centro de las montañas

donde comenzaban a nacer

volcanes llenos de lava.


El le miró sus ojos,

como triles en bandadas.

Tan profundos y tibios

saliendo desde su alma.


Ambos buscarn sus labios

deteniéndose en la pampa

de los decires, te quiero

sellándolos de alboradas.


Y... se levantó la brisa

de caricias agotadas

el lucero ya traía

atada la madrugada.