Lanzadera de sueños y de ideas, lanzadera,
caprichosa señorita voluble y casquivana,
que tal como apareces te vas cada mañana
pero que nunca permaneces a mi vera.
A mi llamada tu respondes con la espera,
ausente siempre de caridad cristiana,
¿por qué eres grande y a veces tan enana
odiosa lanzadera huidiza y puñetera?
Hoy ayuda te pido para versar este soneto
de palabras vago, vacío, de ripios repleto,
por favor no seas tan arisca y tan esquiva.
Lo que deseo es lanzar un canto a las ideas,
que lo que yo digo creas cuando tu me leas,
haz a mi mente más lúcida, sagaz y creativa.