Busqué las prendas apropiadas, tome las joyas,
las coloqué e imaginé a mi presa, agazapada.
Dejé de pensar y revisar las nociones básicas.
Nada de aullidos, sin la prisa que lleva el hada
para covencer al cliente, subi el bretel para que oyas
el ruido del último detalle del vestido, astucias clásicas.
Tu no te extremecías, ni siquiera un bostezo, tipeabas,
rumeabas la última sensación, el perverso y sordo cenit,
en tus manos echa brisa, aire asfixiante, entre tus sagas.
Allí despidiendo a tu personaje y buscando en tu tic,
toda esa historia que entretejiste con tus almohadas.
continuará... Ta tan taN...