En las aguas de mi puerto
tengo a mi barca trainera,
que viste de mástil blanco
y de amarillo la percha.
Tiene en la proa dos anclas
encima de sus aletas,
de proa que son amuras
de su barca airosa de vela;
sus toletes tiene erguidos
en sus propias chumaceras,
los remos con sus estrobos
con furia bogan y sueñan.
Zarpa la barca hacia el mar
en busca de plata fresca
encontrándose con dos bancos,
gancho, dentro ya la pesca.
Se acrecienta el viento norte
que a todo el mar envenena,
y el patrón con voz de mando:
Venga, a izarme la vela
que el viento nos viene encima
y llevo rumbo de tierra;
subidme los cuatro risos
hasta que hinche la lona negra
que en mi mano aprieto escota
por tanto viento que vienta,
del primer cuadrante,norte
y de la cruda y cruel galerna.
Ya se divisan las casas
de nuestra rada pesquera;
ya vamos llegando a puerto.
Mi capitana,entra contenta
por dejar las aguas verdes
de la mar que es tan cruenta.
Y vuestras mujeres ya miran
como la comandante regresa
atrancando ya en el muelle,
su gente ya danza en tierra
abrazando a sus esposas,
y ellas con amor los besan
y el patrón con voz de mando;
dice échame la pesca en tierra
que yo me quedo en mi barca
por no tener quien me quiera.