Yo mataré al crepúsculo
con los recuerdos marchitos.
¡Oh, alma mía!
Me pesas como la cúspide rasposa
de los mundos oxidados.
Yo descuartizaré los mendrugos sonrientes
que prodigiosamente derraman sangre
por la rareza de esta ciudad.
Yo estoy entre lo morboso y lo indebido
provocado por los nuevos neo nazismos
que nacen bajo la putrefacción del cielo.
ANIMALISTAS, VEGANOS, ARTISTAS
mastiquen las dictaduras propias
y ocultenlas bajo la amenaza de sus entrañas.
Quisiera evaporizar al alma pesada
y que las cadenas se rompan,
y que el exilio de lo cartucho se pudra.
Estoy sentado en el “excusado”
cagando las miserias desagradables
mientras va la muerte recorriendo
un torpe e inmenso cuerpo delirante
sin huesos ni escalofriantes órganos.
Gritaré mi soledad
desde el fondo de la profundidad
y como estoy solo
sobre una sucesión de sucesos
caminaré por los recuerdos beneméritos,
y con las manos llenas de años
estaré deseando
las paradojas carnosas
que admite mi cansancio.