Murialdo Chicaiza

UNA ELEGÍA A LA MUERTE

Por mucho tiempo te he pensado

y aún sin saberlo

te he llorado muerte oscura

Tu laconismo me espanta

mis huesos se intrigan

al imaginarte tristemente desnuda.

 

Muchos te han amado

y te han seguido de cerca

te han dado sus manos

para ayudarte a segar el mundo

con el aquilón de tu voz.

 

Pero me has respetado

y no quiero que mueras

¡Qué sería de mi si mueres!

No podría llorate

¿dónde enterraría tu cadáver

de ébano sin pulir?

 

 

Has sido buena maestra

teniéndote cerca

me has ayudado a vivir

a apreciar mi despedrado camino.

 

He visto como te llevas a otros

les dejas inconclusos, con espasmos

les dejas con alma de piedra

y sangre de cieno.

 

¡Qué triste y débil te ves!

pero eres importante siempre

eres el rompecabezas de la Biología

eres una incógnita formada

por menudas y leves vértebras.

 

El día que me recojas morirás

tus ojos descuencados no verán

gritarás con tu débil llama en agonía

se desvanecerá tu lacra de enemiga eterna.

 

Yo cantaré una elegía para tí

memorando lo que pude vivir

pero serás inconclusa en tu muerte

¡porque morirás sólo para mí!