No sé empezar escritos,
y me basta el tanto,
el suficiente;
Cielo despejado de gorriones,
tierra de dolores eficientes.
Ven porque tu cercanía es lejana,
y no me viste la prosa,
quiero de tu pelo el brillo...
ser en tu ventana el grillo,
que te cante de la noche a a mañana.
Hoy de siento cantar y no puedo,
ignorar la simple voz que dice...
que no hay camino a seguir;
que me aviva los dolores de ayer
y obliga a vivir y discernir.
Quiero el brillo de unos ojos tristes,
quiero ser, de tu ser, el amor...
la alegría de tu día y de su luz,
es errado éste amor que desvistes
pues de reyes ardientes es mi ardor.
Es que simple es mi deseo de hacer,
de ti la nube que tranquila...
llueva y empape mi ser
y luego a las brisas destila.
Te pido y sólo dulce estrella,
sé ese mar que enamore a los peces,
sé la rosa más bella entre las bellas
y quizá te espere a que regreses.
Y si el olvido hoy no te basta,
que mañana te llene un dulce amor...
pues no puedo entregarte mi calor,
adiós, quizá por siempre, brisa vasta.