Ya se ven blancas palomas
volado por los senderos,
y miles de golondrinas
portando prosas y versos.
Que se encienda los caminos
y que vengan los agüeros…
¿Porqué los quiero cerrar?
¡Si yo los quiero perfectos!
¡Querida madre!
Cuánta sed tengo de verte,
Y que sed tengo de amarte
Cuánta sed tengo de oírte
Y cuánto madre, de abrazarte.
Abridle pues las puertas a ella
vosotros, ¡ah, cobardes!
Ella tiene por ventura
Hacer de sombras lunares.
Miradla esclavos míos
como por los presos baja,
y que fulgencia es la suya,
que con amor los abraza.
No veis que linda viene,
qué hermosa y qué galana,
como atraviesa la aurora
y cual madre y abogada.
Y ¿quién es esa Señora?
¡de la que tanto se habla!
Es la que parte cerrojos
y nos libera alambradas,
alumbra los pensamientos
y sin intereses te paga.
¡Venid entrad para verla!
¡Venid todos a besarla!
¡Venid todos mis amigos,
abrazad a vuestra amada!
¿Quién es pues quién no la quiere?
¿Quién es pues quien no la trata?
Si de vosotros hay uno
que la mire con desgana,
que enmudezca para siempre
o que huya de su patria.