Y cuando el calor derritió mi corazón me di cuenta. tan solo en verano me doy cuenta. Cuando la soledad es mi amiga y puedo pensar, a pesar del calor me doy cuenta. Mis ojos son los ojos de Dios. Son los ojos de un Dios que murió, son los de un cordero muerto: obscuros, agonizantes, tristes, impenetrables, rodeados de barrotes llamados pestañas. Unos que no lloran, solo se lamentan de ver el horror que es el mundo, que ven lo que Dios ve. Muertes, penas, miedos, esperanzas rotas, amores abandonados, uñas mordidas y lagrimas rojas derramadas por corazones rojos. Esos son mis ojos, los que ven lo que otros no, los que sienten todo a la vez, esos ojos gélidos, impenetrables, miedicas, obscuros de pena, ojos que comprenden pero que no son comprendidos, que lloran penas ajenas y nunca las propias. Sufren en silencio. Quieren amor, cariño, pasión, calor. Estos son los ojos de dios.