Donaciano Bueno

Pastoreando

Al ritmo de las esquilas

en el monte las ovejas

platicando van sus quejas

mientras el pastor vigila,

rondo dando andan los canes

entretanto que edecanes

con vestidos de algodón

balando bailan al son,

ni son todas las que son

ni tampoco son iguales.

 

Percibo crudos pardales

sobre las sombras de pinos

y entre medias los bovinos

escarpados matorrales

y debajo de sus chales

fontanas cuelgan de vino

¡qué líquido, qué divino!

néctar blanco ¡voto a dios!

yo me descubro ante vos

tan fértiles manantiales.

 

Destaca entre la manada

el recio macho cabrío,

el más valiente y bravío

con su cornamenta astada.

Con su cencerro y badajo

aunque parezca el más viejo

va husmeando por debajo

-a su imaginación les dejo-

dejando a todas preñadas

¡qué suertudo, qué pendejo!

 

Algunos aún en pañales,

los pequeños corderitos

se aúpan a pechos marchitos

de sus fuentes maternales.

¡qué prácticos los dedales!

¡qué preñados van de vida!

Los caños nunca se oxidan

prestos para amamantar

la vida a otros traspasar

con la gratitud debida.

 

Al sol, tumbado el pastor,

dormita contando estrellas

en tanto que algunas de ellas

le van declarando amor.

Por estos campos en flor

la reses rumiando van

esparciendo las semillas.

Déjalas que coman, Juan

que ellas bien pastando están

por los montes de Castilla.