A ti quiero dejar de pensarte,
quiero que ya no seas la luz que ilumina mis ojos,
ya no quiero que inspires las cursilerías
que el espíritu libre evoca.
Quiero que deje de acosarme tu silueta en las noches frías de marzo.
Quiero que el rocío de la mañana ya no me recuerde tu aroma.
Quiero que la lluvia no me recuerde tu llanto.
Ni que la calidez del sol me recuerde el tibio roce de tu mano.
Ya no quiero verte en todas partes,
ya no quiero que seas ni el primer ni el último pensamiento del día.
Ya no quiero soñarte, quiero creer que ya no existes,
porque te odio...
porque te amo.