Sin pretender querer ser
oasis en un desierto
amado y lejano mío
el agua de la esperanza.
Amanece el tiempo frío
con un dolor que és perenne
en tu soledad que extraño,
sin lograr un para siempre.
Tras el cristal, la ventana
un rostro con su silencio
y el aroma a lirio al viento
sin detener más, su marcha.
¡Ay por Dios!, si yo muriera.
Sin pretender querer ser
la sombra de aquellos ojos
tranquilos, hoy ya vacíos
en el tiempo y sus abrojos.
Tizzia Holwin
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