Antes de la física muerte, yo soñé este flagelo
Fustigar el sueño agitando el pecho,
despertar enardecido sollozando.
Balbuceos, entredichos y susurros,
Viajé, por los caminos de la muerte, visitando,
Oxidadas biografías.
Yo en esta vida, lejos de un abrazo,
Triste se hace la huella, sin poetas amigos.
Pensar que el bello trovador fue una vez niño
Un joven iluso y temeroso
Enamorado de la sutil promesa,
Apostando con todas las fuerzas al horizonte infinito.
Aun me suena el eco de voces ya póstumas,
Voces que ya han partido,
como cuando se muere el juramento
Del primer amor,
Y el aroma del beso en los labios,
adolescente y puro.
Afligido poeta, que en latientes palabras,
Dejas una estela,
estrella fugaz, de los propios deseos.
Vida que se fatiga de cosas vanas,
Cansancios en los pesados pies que peregrinan
Orando cada día en busca de paz
Palomas que buscan refugio en las escarchadas noches
Un resguardo de la pesada carga,
Y en la intrínseca vida, en esta costa goza la esperanza
Mientras la agazapada muerte, allá lejos o cerca aguarda.
Fría, cruel, y desalmada.
Darío Ernesto Muñoz Sosa
Autor.