Te he enviado
infinidades de textos,
y nada me has respondido.
Siempre fuiste
una valiente mujer.
Y hoy te estás comportando,
tan cobarde, pero tanto y tanto,
que no lo puedo creer.
¿Dónde ha quedado tu valentía?
¿En casa de papá y mamá?
¿O estás delante de mi imaginaria tumba,
y solo me respondes
con pensamientos
que no escucho?
Aquí estoy, como un árbol
que nunca muere,
pero tú poco a poco,
estás arrancando
desde la raíz,
toda mi vida...
Lentamente, estás
matando mi alma.
Nunca creí fueses tan cobarde.
Cuando te enteres
de mi muerte,
tal vez me llores,
pero ya ha de ser
muy tarde.
Sé valiente hoy.
Mañana, ni tú ni yo,
hemos de estar en este mundo.
Entonces...¿qué?
Derechos reservados de autor( Hugo Emilio Ocanto - 16/03/2014)