No sé si lo sabías…
No sé si lo ignorabas…
No sé si era que necio
para no cambiar tu rumbo…
con fiereza lo negabas.
No sé qué obscuras noches
Habremos compartido lejos…
Cada uno sin el otro,
inventando amaneceres de nostalgia.
Con el peso de mi cabeza en tu brazo,
y el enredo de tu pierna en mi regazo.
Cuántas mañanas nos habremos dado cuenta
de que estábamos solos?
Cuántas veces me contaron
que lloraste al recordarme…
y que el vino te arrancó verdades
que nunca me contaste a mí.
Pero yo que te esperaba…
que quería escuchar tu voz arrepentida
y quería encontrarte un día
a las puertas de esta casa.
Descubrí que no vendrías…
lo afirmaste sin palabras:
Ella de tu brazo… se veía ilusionada.
Y yo me deslicé en silencio
muy adentro de mi alma…
Quizá no querías saberlo…
Tal vez no necesitabas…
Quizá sólo no debías…
Saber cuánto…yo te amaba.