Tantas maravillas tengo en mí,
para amar y ser feliz
y las busco en otro lugar,
pero es más simple la realidad.
Miras lejos y te pierdes lo esencial,
tienes mucho en ti misma para amar;
sabes cantar, bailar, reír, disfrutar,
no te prives de esta gran felicidad.
Tengo mis oídos, mis ojos,
mi cerebro, mi cuerpo,
el ritmo de mi respiración,
que cuando lo escucho, lo observo,
se vuelve lento, tranquilo, sereno.
Tengo mis órganos internos,
en buen funcionamiento,
tengo mi marcha, mi movimiento,
poseo en mis manos
este momento;
lo acojo, lo amo, lo acepto
Si piensas que no puedes amar,
háblale a todas las células
de tu cuerpo con todo tu amor,
con la más profunda emoción.
El más grande amor de una mujer,
debe empezar por el amor propio.
No te prives al menos ese derecho,
de amarte incondicionalmente
sin perjuicios, sin juzgarte,
y sin compararte con nadie.
No esperes de los demás
lo que no te autorices tú antes.
Porque este amor,
es el más verdadero,
es el que te llevas
cuando has muerto.