Jesús Lantigua

REQUIEM

 

La muerte nos robó la confidencia

 

desorientando a marzo sin febrero,

 

dejando fenecer sobre el tintero

 

un aliento nuevo tras la existencia.

 

 

No bastó el verso contra la sentencia,

 

la hidalguía del último combate,

 

la frase presta al glorioso rescate,

 

el desoído a la infausta advertencia.

 

 

La muerte tronchó el postrero saludo,

 

la esquela intacta casi dibujada

 

en la fibra oculta de un mortal nudo. 

 

 

No bastó el fin de la salud quebrada,

 

ni la certeza del dolor agudo

 

para borrar tu vida en mi mirada.