Alfonso Vite

¡MALDITA!

Veo en tus ojos la claridad de las madrugadas, que han hecho de mis sueños crueles laberintos. Ahí donde vaga perdida mi alma.

 

Solitaria entre las tinieblas, oye tu voz en la lejanía; como inalcanzable eco que huye de las plegarias de un ánima, en espera del ansiado perdón de su divinidad.

 

Las horas crudas de mi insomnio se clavan en mi cabeza; avispas crueles que me hacen llorar como a un niño.

 

Ruego por tu consuelo que no llega, no llega… nunca llegará. De pronto vuelvo a mí. Me encuentro de nuevo postrado

entre suaves cadenas montañosas y extensas almohadas, inmensas como mi

condena.

 

Gatos en celo y perros rabiosos a la mitad de la madrugada, acompañan mi vilo lúgubre y presagian mi final… ¡Oh! ¡Silencio! ¡Adoro el silencio!...pero es en vano; tu voz y tus ojos de nuevo me poseen. ¡Malditos recuerdos!¡Malditas madrugadas! ¡Maldito mi corazón que un día te bendijo! ¡Maldita…!

 

ELMAESEVITE.

 

Enero 2008